1 de febrero de 2011

Valdemar, valdemar...




Tengo un peluche de Cthulhu, una monada de color verde con tentáculos, que parece una tierna lechuguita con alas. Con el tiempo, me he acostumbrado tanto a él, que releer los relatos de Lovecraft donde se hacía alusión al antediluviano monstruo empezaba a darme más risa que otra cosa. Hay más versiones de Cthulhu de guasa que en serio, miles de peluches disfrazado de papá noel, de Men in Black, con lacitos... de todo. Tantas versiones del monstruo de nombre impronunciable, y homenajes (hasta en South Park) han terminado por conseguir que haya perdido todo su terror. Lovecraft debe estar revolviéndose en su tumba, o de risa o de rabia.

Por fortuna los carteles que ahora pueblan Madrid anunciando la Herencia de Valdemar II, sí parecen hacer justicia a la criatura original. De pronto, el monstruo con tentáculos vuelve a dar miedo, y ya no pienso en la adorable lechuguita.

Intrigada por la secuela de Valdemar, me atreví a ver la primera película: la Herencia de Valdemar I. Supuestamente inspirada en los relatos de Lovecraft, hay que avanzar bastante en el relato para empezar a ver la relación, que es delicada. Tan delicada que no se sostiene decir que está "basada en " si no que coge conceptos que él creó, Pero si se espera ver una película lovecraftiana, no se acerca ni de lejos. No lo es la atmósfera, ni los personajes ni la propia historia, y dicho sea de paso, no lo son tampoco los monstruos. Pero posiblemente no se pretendiese éso, y sí hacer una película de género.

Bueno, en ése caso, podría abordar Valdemar I inicialmente como lo que parece desde el primer minuto: típica película de casa encantada. Pero al poco tiempo esa apreciación se desmorona. ¿por qué? Bien, no está explotada la atmósfera, no quedamos en clichés resabidos que no funcionan ya a estas alturas de siglo. Además el momento más tenso de la película se produce erróneamente a los 20 minutos de empezar y no consigue acelerar el pulso en lo más mínimo... ¿qué desastre es éste?

Bien, realmente tampoco se trata de una película de casa encantada: posteriormente la narración salta del presente para perderse en un flashback que acaba canibalizando todo el relato. Es un recurso arriesgado, pero se puede entender su uso, en algunas ocasiones. Aquí está claro que sobra material, sobra historia y detalles por todos lados que no hacen sino enmarañar aún más la historia.

Acaba la película y volvemos al tiempo real donde se nos cierra con un "continuará". No hay nada explicado, pero están dadas las pistas. A estas alturas hay por lo menos 8 personajes en acción, y el espectador se ha pasado la última hora y pico con la historia de dos que llevan varios años muertos...

Sí, desde luego la estructura es singular, y es comprensible si se trata más bien de una película de 3 horas partida en dos. Pero existen muchas película de ese estilo que logran acabar con mejor fortuna su primera secuela.
La atmósfera no convence, no causa la más mínima inquietud en ningún tramo, ni terror ni miedo. Tan sólo la elección de Paco Mestre (Aleister Crowley) parece acertadamente sacado de uno de los relatos de Lovecraft, pero es la única expeción. En general, recuerda más a una película de zombies que a una película de terror, por su excesiva exhibición de los monstruos y absoluta nulidad en la articulación del suspense.
Otros detalles de la película, terminan por echarla por tierra: unos diálogos que chirrían de forma continua, unas caracterizaciones que no terminan por convencer, detalles superfluos que son recordados inútilmente y unos títulos de crédito en 3D muy bonitos pero que no encajan con el relato...
En general, creo que está bastante claro que me decepcionó. Por supuesto, no creo que vaya al cine a ver la segunda parte. Me quedaré con el cartel, donde Cthulhu sí que hace justicia al terror que imaginó Lovecraft.